miércoles, 15 de julio de 2015

UN BUEN JAMÓN IBÉRICO DE BELLOTA.


Educar nuestro paladar es lo único necesario para poder disfrutar de un auténtico jamón ibérico de bellota. Bueno eso y tener un jamón ibérico de bellota.

Por medio de unas modestas recomendaciones podremos distinguir el buen jamón; para ello, en La Posada de los Vientos, nuestro proveedor de jamones y embutidos ibéricos, Arturo Sánchez, ofrece cinco sencillos puntos a tener en cuenta; desde nuestros sentidos y desde el sentido común:

A la vista, la pezuña debe ser fina y la caña larga. Al tener el cerdo ibérico de raza pura un esqueleto y extremidades más estilizados.

Al tacto, si deslizamos los dedos por el jamón y observamos que la textura de la grasa es suave y que al presionar éste, se hunde fácilmente; estamos ante un ibérico de bellota. La grasa del jamón indica el alimento que tomó el animal.

En cuanto al color de la grasa, un jamón de bellota curado, presenta su grasa con un color amarillo algo oscuro, un color oro, determinando el tiempo de curación y la calidad. Si es demasiado blanquecina puede que nos diga otra cosa… Cuanto mejor es el jamón, más tiempo de curación necesita.

En relación al peso y precio, decir que el peso normal de un jamón ibérico debe estar entre 6,5 y 8,5 kg; y que por su proceso de elaboración lento y laborioso, un producto gourmet de estas características, deberá tener un precio alto (aunque en la actualidad hay mucha confusión en el mercado de los ibéricos).


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