miércoles, 20 de febrero de 2019

AL HABLAR DE VINO, EL TAMAÑO SI IMPORTA. CADA VINO CON SU COPA.


Degustar un buen vino es un placer. Y no cabe duda que para mejorar el placer hay que tener en cuenta que las copas, no sólo mejoran el protocolo del vino, sino que pueden mejorar su propio sabor. El tamaño, la forma, el grosor, el material… aparentemente son detalles, pero realmente influyen, y mucho, en el aroma de un vino.

Pero… ¿cómo elegir bien la copa para saborear el vino en óptimas condiciones? Veamos cuáles son las formas y tamaños correctos para cada tipo de vino; siempre sin olvidar que la copa debe ser de cristal o vidrio fino (nunca vidrio grueso de vaso y jamás de plástico o metal), debe ser además totalmente incolora, no esmerilada ni serigrafiada, totalmente transparente para que se pueda admirar la limpidez y el color del vino.

Por ello, Bodegas Cadarso Ciordia nos habla de las claves básicas para degustar el vino en óptimas condiciones: “En la lengua hay cuatro áreas que perciben gustos diferentes (dulce en la punta, ácido en las zonas laterales, astringente en la parte posterior, salado los extremos), y hay copas que, en función de la tipología del vino, permiten dirigir el flujo de éste hacia la zona de la boca en la que resulten más fáciles de apreciar las características del producto.”

Cada vino con su copa.-

Tipos. La copa tipo Burdeos (tulipa) es la más utilizada; presenta dos tamaños: el mayor, para los tintos, y el menor, para los blancos y es de forma ligeramente alargada y suavemente esférica. La copa flauta es ideal para los espumosos, es estrecha, alta y alargada, y debe tener el borde superior ligeramente curvado hacia el interior. Los catavinos son adecuados para los vinos de Andalucía (finos, manzanillas, olorosos); son copas de forma alargada, tallo corto y boca estrecha. La copa ISO de cata, es una copa copa de 215 cm3 normalizada, diseñada por expertos catadores. El vaso de caña es de base estrecha de 10 cm de alto con fondo muy grueso, que se usa para los vinos cordobeses. El vaso de chiquito es de vidrio achatado y de base ancha que se usa para el Txacolí. La cunca es un pequeño tazón de porcelana blanca, de uso tradicional en Galicia para beber vinos de barril en tabernas.
 
Tamaño. Dependiendo del tipo de vino se utilizará mejor una copa u otra. En el caso del tinto, es mejor que sea una copa tulipa de gran volumen para que éste se oxigene bien. Así puede respirar y airearse. Para el blanco, en cambio, las copas son más pequeñas y delgadas, porque deben mantener la temperatura, ya que el blanco debe servirse más fresco para percibir mejor las notas frutales. Independientemente del tamaño, si la copa es algo más cerrada en su parte superior, los aromas se aprecian mejor, ya que son sustancias volátiles y esta forma en la copa evita que se pierdan rápidamente.

Material y grosor. Lo recomendable para que el vino esté en óptimas condiciones es que la copa de vino sea de cristal fino, con un grosor de menos de un milímetro. Así es más agradable al tacto y al paladar. No obstante, en función de las notas que se quieran potenciar, dependiendo del vino, la copa dispondrá de un diámetro u otro.

Forma. El fondo de la copa debe ser ancho y redondeado y más cerrado arriba. De este modo se airea y libera sus propiedades, sin que se volatilicen rápidamente.

Color. Las copas deben ser lisas —sin dibujos grabados en el cristal—, transparentes e incoloras, para poder apreciar el vino en su totalidad: su tono real, que no haya nada extraño, ya que la fase visual nos va a ir diciendo cosas sobre el tipo de vino y el estado en el que se encuentra, sobre todo fijándonos en el ribete (parte exterior del vino) que forma a través del cristal.

Tallo. Otro truco de un buen sumiller es que las copas se cogen por el tallo o base para no calentar el vino con las manos ni ensuciar el cristal, por lo que idealmente, debe ser largo. De este modo no se transmiten otros aromas.

La limpieza. Otro punto a tener en cuenta es cómo limpiar la copa después de su utilización. Debe ser con agua tibia y dejarla escurrir boca abajo. Después, guardarla en un sitio seco para que no coja olores.

Y ahora sólo queda disfrutar del caldo…