martes, 26 de julio de 2016

REFRESCARSE A LA ESPAÑOLA.

"Se consideraba tan popular que en una mesa algo refinada no cabía presentarlo; hoy el gazpacho se ha puesto de moda y, helado, se sirve como sopa de verano en la mesa del Rey", escribía Emilia Pardo Bazán en su obra "La Cocina Española Antigua", de 1913.

Gazpacho... Antes de la llegada de Ferran Adrià, que cambió por completo la imagen internacional de la cocina española, el gazpacho era, con la paella y la sangría, una de las tres patas en que se sustentaba esa imagen, como casi todas las imágenes tópicas bastante incompleta. Pero... era lo que había...

Plato popular. La propia novelista aclara que el gazpacho "sirve de alimento a infinidad de braceros en las provincias del sur de España". Aquí está la esencia de la cuestión: plato rústico, de labradores, y de Andalucía.

Ahora bien: ¿el gazpacho que hoy se sigue sirviendo en la mesa real, y en muchísimas mesas de toda España, tiene algo que ver con el que menciona en El Quijote, Sancho Panza? La verdad: muy poco.

Dejemos clara una cosa: nadie sabe a ciencia cierta el origen del gazpacho, ni en tiempo ni en lugar, como nadie conoce la etimología de la palabra. Como sucede en estos casos siempre, abundan las teorías, a cual más peregrina. El hecho es muy simple: no sabemos casi nada.

Sí sabemos que, en principio, el gazpacho que se tomaba un labrador andaluz a mediodía, tras trabajar horas bajo un sol de justicia, era una emulsión de aceite, agua, vinagre y sal, con añadido de pan duro majado y de ajo. ¿Apetitoso? No parece que mucho.

Para escalar en el aprecio social, el gazpacho hubo de modificarse. Un momento importantísimo: la incorporación del tomate. ¿Cuándo? Puede ser a finales del XVIII... o ya entrado el XIX; George Borrow aún describe, en 1843, en "La Biblia en España", un gazpacho hecho sólo con los ingredientes primitivos. El tomate dio color y carácter al gazpacho.

Si quería llegar a la "buena sociedad", debía atemperar el ajo. Vuelvo a la receta de Pardo Bazán: "en cuanto al ajo, dígase lo que se diga, basta y sobre frotar ligeramente con un diente la paredes del mortero". Porque el gazpacho, hasta anteayer mismo, se hacía a mano, majando todo en mortero o almirez. Hoy, por fortuna, los electrodomésticos han venido en auxilio de las muñecas doloridas.

El gazpacho perdió ajo... y perdió pan. Lógico: no se trata de saciar ningún hambre, sino de tomar una entrada refrescante. Sobra tanto pan. Y se tiende a que su textura sea líquida, pero aterciopelada, en todo caso sin grumos, sin rastros de las hortalizas: lo que es un jugo de tomate aliñado con aceite, vinagre y sal y completado con otras verduras.

Es junio. Plena canícula madrileña. Apetece un gazpacho. Y en la heladera tengo una jarra. Matizaré: no voy a llamarle gazpacho... porque en este tema abundan los puristas, los cazadores de heterodoxias, que por nada escriben indignados a los medios. Sopa fría de tomate, pues. Y con su pan (nunca mejor dicho) se lo coman los partidarios de la rígida ortodoxia.

Para empezar, ponemos en un cacharro con agua y un chorrito de vinagre un pepino pelado y cortado en trozos; una cebolla pequeña, también en trozos, y un diente de ajo, y dejamos todo ahí media hora. El pepino, así tratado, no osará repetir; y las liliáceas moderarán mucho su agresividad.

El pimiento, por cuestiones cromáticas, lo usamos rojo, y antes de nada lo cocemos unos minutos en agua con otro chorrito de vinagre: se doma, deja de saber a crudo, se civiliza. Una vez hecho esto, lo pelamos y picamos.

Pelamos también, y troceamos, un kilo de tomates rojos. Reunimos todas las hortalizas en el vaso de la batidora, añadiendo una pizquita de cominos -nos encantan-, y las trituramos sin la más mínima consideración. Pasamos el resultado por un colador, apretando bien. Añadimos ahora una cucharada de vinagre de Jerez, medio vaso de aceite virgen y la sal necesaria, más bien poca.

Volvemos a batir bien... y al frigorífico, no sin antes echar un poco de agua fría para lograr la consistencia deseada. Ya en la mesa, le vamos añadiendo unos croûtons al ajo (daditos de pan seco regados con aceite de ajo), poco a poco para que no se reblandezcan. Y eso es todo. Perfecto para refrescarse.

Acércate… En La Posada de los Vientos lo tenemos fresquito, fresquito, fresquito,…

martes, 12 de julio de 2016

DIEZ TRUCOS PARA ENDULZAR SIN AZÚCAR NI EDULCORANTES.

La relación que a lo largo de nuestras vidas mantenemos con el azúcar suele evolucionar desde la fascinación que nos produce cuando somos niños hasta la necesidad de tener que prescindir prácticamente de ella en edades más avanzadas, pasando en muchas fases del camino por todo tipo de intentos de sustitución de este rico elemento por otros más saludables.

El problema de sustituir el azúcar por edulcorantes artificiales estriba en que, tras haber ingerido azúcar nuestro organismo sigue manteniendo muy alto el listón gustativo respecto al dulce y no nos facilita sustituirlo por otro sabor. Sin embargo, cuando cortamos tanto el consumo de azúcar como el de edulcorantes, no solo vamos deseando este sabor cada vez menos, sino que además poco a poco comenzaremos a detectar ‘dulce’ en muchos alimentos que no contienen ningún azúcar añadido.

Os ofrecemos una serie de sugerencias que pueden ser una buena manera de cubrir nuestro ‘cupo de dulce’, pero sin azúcar ni edulcorantes.


Vainilla en polvo. El polvo puro de vainilla tiene algo de milagroso. Un ingrediente que deja un inconfundible y tierno sabor que recuerda a los helados de la infancia. Intentadlo con un yogur natural y pensaréis que estáis comiendo un verdadero helado italiano. No es barato, pero tampoco se necesita mucha cantidad.


Canela. Es bastante habitual dar un toque de canela a determinados postres tradicionales, como el arroz con leche. Pero ¿habéis probado alguna vez a añadirla al café mientras se hace? Poned un poco de canela en el depósito del agua y dejad que se haga en infusión junto al propio café. Es casi seguro que después se necesitará un terrón menos de azúcar.


Pulpa de coco. No hay nada tan dulce como la pulpa de esta fruta, cogida directamente del interior de un coco recién abierto; pero una forma diferente de tomarla es añadiéndola a unos copos de avena o cereales en el desayuno. Si no os resulta fácil disponer de pulpa fresca, sustituidla por unos copos secos, a la venta en el mercado. Esos sí, asegraos de que sean sin azúcar añadida.


Aceite de coco. Otro elemento del coco muy útil para este fin es su aceite. Utilizadlo para cocinar col u otros vegetales y logrará eliminar su sabor amargo. También podéis agregarlo a huevos revueltos, que con este sencillo toque adquieren otra dimensión culinaria. La mente tiene una asociación tan fuerte entre el aroma del coco y el sabor dulce que, aunque no haya azúcar, nuestros sentidos la percibe como si estuviera presente.

Leche de almendra. Las almendras contienen una cantidad mínima de azúcar, pero debido a su aceite dulce pueden engañar a las papilas gustativas y hacerles pensar que están saboreando algo con azúcar. Podéis agregadla a cualquier infusión o a los batidos. El único problema es que casi todas las leches de almendra que se comercializan en el mercado contienen ya de origen bastante azúcar añadida. Intenad conseguir una genuina en tiendas especializadas en nutrición saludable.


Cebolla estofada. Muchos alimentos salados industriales contienen una buena dosis de azúcar, como las salsas para pasta o las sopas, especialmente los alimentos con una base de tomate, para contrarrestar su acidez. Si va a hacer una salsa de tomate casera, el truco es saltear previamente cebolla, muy lentamente, para extraerle su sabor caramelizado. Añadid después el tomate y elaborad la salsa con su receta particular. Veréis qué diferencia... y sin nada de azúcar.

Salsa de manzana. Puede ser un sustituto ideal del azúcar en determinadas piezas como magdalenas o bizcochos, ya que aporta un toque de sabor sin sobrecargar ni modificar su esencia. Quedarán un poco menos dulces que la versión tradicional, pero en el fondo, de eso se trata. Para hacer la salsa de manzana, simplemente cortadla en trozos pequeños, un chorrito de agua, cocinar a fuego lento hasta que espese y pasar por la batidora.


Pasta de aguacate. Aunque no lo parezca, aporta un sabor dulce. Se puede añadir a batidos o jugos y, por supuesto, a las ensaladas. La mayoría de las versiones comerciales contienen bastante azúcar, pero probad a mezclar un aguacate triturado con un poco de aceite de oliva y vinagre y conseguirá todo el sabor dulce que necesite.


Puré de frutos del bosque. Triturad unos cuantos frutos del bosque variados —moras, arándanos, fresas, grosellas, frambuesas— y utilizad el puré resultante sobre una tostada, o mezclado con yogur. Si no es la época para este tipo de bayas, sustituidlas por pera y manzana.



Pastel de verduras asadas. Un rico pastel hecho a base de verduras tipo remolacha, boniato o calabaza, tomado como postre, evita en casi todos los casos la necesidad de comer algo dulce al final de la comida.

martes, 5 de julio de 2016

CARACOLES, MUCHA PROTEÍNA Y POCA GRASA.

Los caracoles llevan alimentándonos toda la vida y los romanos ya los criaban con fines culinarios. Viven en agua salada, dulce o en la tierra húmeda. El terrestre en concreto es muy apreciado en la dieta mediterránea, en especial en países como Francia, España y Portugal.

En España se preparan de muchísimas maneras diferentes, simplemente con una salsa o bien acompañando un arroz, conejo, codorniz, atún o bacalao.

No contiene muchos nutrientes y
 la elasticidad de su carne hace lenta la digestión, por eso los expertos recomiendan consumirlos con moderación. A pesar de todo son muy apreciados por su exquisito sabor, su bajo aporte de grasas y su alto nivel proteico.

El Estado prohíbe la recolección y venta de algunas especies de caracoles silvestres a fin de protegerlas. Sin embargo, los caracoles pueden encontrarse en los mercados, se venden vivos y congelados ya precocidos.

La mezcla de las lluvias y el solecito, harán que aparezcan en La Acebeda. Los niños (los grandes más bajitos) podrán canturrear aquello de: ¡Caracol, caracol, saca tus cuernos al sol...!. ¿Os acordáis?... ¡Qué buenos momentos pasamos!...

Llegan las hamburguesas de carne de caracol.-

Si ya hemos hablado de las virtudes de los caracoles de La Acebeda, sólo queda que os contemos una noticia curiosa, ya que han llegado al mercado las hamburguesas de carne de caracol.

Un grupo de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional de México, ha elaborado hamburguesas con carne de caracol y soja, señalando que tienen un bajo contenido en grasa. Según indican, estas hamburguesas son de fácil digestión y servirán para elevar el nivel de proteínas y aminoácidos esenciales incluidos en la dieta de los que las consuman.

El consumo de caracoles que solemos comer cocidos, aliñados o guisados, es clásico en la cocina francesa, la catalana y también es muy frecuente en las costas españolas de Andalucía y de levante. Sin embargo, es la primera vez que he oído que los caracoles se vayan a comer a la plancha, una vez picados para formar las hamburguesas. Concretamente, la hamburguesa contiene un 70% de carne de caracoles completados con soja y otros ingredientes para aglutinar la carne.


De momento la idea de probar las hamburguesas de carne de caracol nos seduce mucho. Nos encantan las hamburguesas, tanto las clásicas de carne de vacuno como las de cerdo ibérico, pollo, salmón y otros pescados. A partir de ahora, vamos a incluir las hamburguesas con carne de caracol en nuestra dieta. Y a vosotros ¿os apetecería probarlas?

viernes, 1 de julio de 2016

¿QUÉ ALIMENTOS CONQUISTAN NUESTRO PALADAR EN VERANO? LAS MEJORES RECETAS DE TEMPORADA PARA JULIO.

El verano en España es sinónimo de calor y las altas temperaturas nos obligan a modificar nuestros hábitos alimentarios, e incluso nuestra forma de comprar. Es tiempo de ensaladas, cremas frías, y es recomendable llenar la nevera de alimentos frescos y ligeros para evitar las comidas pesadas.

El hecho de que la gastronomía española esté tan marcada por la estacionalidad, nos obliga a dar un giro a nuestra alimentación.

Las estaciones son tan fuertes que nuestro clima produce un determinado paisaje, y el paisaje produce alimentos. La huerta en verano está en su máximo apogeo y nos volcamos en ese tipo de productos.

Ensaladas, gazpachos o clásicos del recetario de tapas españolas como la ensaladilla rusa, son absolutamente recomendables en estas fechas, porque atrás quedan los tiempos en los que había que evitar la mayonesa en los restaurantes.

Desde La Posada de los Vientos nos esforzamos hoy más que nunca por mantener la calidad de sus servicios.

En estos años de crisis se ha simplificado la oferta y nuestra carta se ha puesto al día, y aun así, en La Posada de los Vientos, lo que más valoramos es la importancia de tener un cliente satisfecho, y que su experiencia en el establecimiento sea plena. 

Tenemos un gran valor en nuestra gastronomía como gancho para el comensal, que va más allá de la cocina. Es nuestro estilo de vida. La sangría, los tintos de verano, la cerveza fresca,... 

Eso es lo que de verdad atrae y lo que engancha a nuestro visitante, el hacerle sentirse como en casa... Y muchos de los que vienen, repiten y repiten...

Por eso, queremos dejaros algunas recetas que creemos os resultarán interesantes…

Las mejores recetas de temporada para julio.-

Dentro de las múltiples posibilidades que ofrece la variada producción agrícola y ganadera española, entre los alimentos de temporada más adecuados al mes de julio se encuentran recetas tan sabrosas como estas.

Fricandó de Ternera Asturiana y setas.-

Ingredientes.-
  • Filetes de ternera asturiana (1 kg)
  • Una lata de níscalos
  • Cebolla, zanahorias, laurel y tomillo
  • Harina
  • Aceite de oliva
  • Vino blanco, caldo o agua
  • Sal y pimienta
Elaboración.-

Salpimentar los filetes de ternera y enharinarlos, marcarlos en sartén con el aceite caliente, reservarlos. En el mismo aceite de la carne y si no ha quedado excesivamente oscuro, se rehoga la cebolla y la zanahoria picada fina, lentamente hasta conseguir que caramelice y adquiera un color marrón oscuro. A continuación añadir la carne y el vino blanco, dejando que evapore el alcohol, añadir el caldo o agua hasta cubrir. Añadir las especias y dejar cocer lentamente. Aparte saltear los níscalos troceados por la mitad y añadirlos al guiso de carne cuando le falte unos 30 minutos para su terminación. Rectificar de sal.

Crema de mejillones y ajetes tiernos.-

Ingredientes.-
  • 1 Kg. de mejillones de Galicia
  • 1 Kg. de patatas
  • 25 dl. nata líquida
  • 1 pimiento rojo
  • 1 manojo de blaco de puerro
  • 1 manojo de ajetes tiernos
  • 2 dl. de leche
  • 150 grs de mantequilla
  • Caldo de cocción mejillones
  • Pimienta blanca, sal
Preparación.-

Rehogamos en mantequilla todos los ingredientes excepto los mejillones. Una vez rehogado, mojamos con caldo de cocción de los mejillones y leche, pasados 20 minutos de estar al fuego, trituramos y pasamos por el colador chino, lo llevamos de nuevo a ebullición y ponemos a punto de sal y pimienta, suavizamos con nata y presentamos en plato sopero a taza de consomé, decorándolo con una ramita de hinojo, unos mejillones y unas gotas de puré de pimiento rojo.

Tarta de Manzana confitada con canutillo de chocolate blanco.-

Ingredientes.-
  • Manzana Reineta del Bierzo
  • Crema pastelera
  • Almíbar
  • Gelatina
  • Chocolate Blanco
Elaboración.-

En una fuente de tarta colocamos una base de bizcocho y lo cubrimos bien con crema pastelera cuidando de que esté bien espesa para que cuaje. Confitamos la Manzana Reineta del Bierzo troceada con el almíbar y la gelatina. Dejamos templar y la disponemos sobre la crema pastelera. Para terminar, adornamos con unos canutillos de chocolate blanco.

¿Qué?... ¿A que os resulta apetecible?...