martes, 30 de agosto de 2016

TRUCOS ESENCIALES PARA DOMINAR EL FUEGO DE LA BARBACOA.

Seguro que muchos de vosotros, vais a poder disfrutar de unos días de vacaciones, y como el tiempo empieza a acompañar, pues... vacaciones + buen tiempo = barbacoa.

No hay que olvidar que una buena barbacoa, empieza por un buen fuego. Sin ello, poco se puede hacer, y dominar el fuego de una barbacoa no es fácil. Hoy queremos compartir algunos trucos, para situaciones complicadas, con el que podréis dominar el fuego de la barbacoa.

Una buena barbacoa se basa en las brasas. La llama tiene que desaparecer casi por completo, y lograr una buena brasa es clave. Sobre todo es importante lograr que el calor se reparta de forma uniforme por toda la superficie que vamos a utilizar para cocinar. Lo mejor, como ya sabréis casi todos, es usar carbón. Bien vegetal, o bien mineral. Y para que el carbón prenda, se puede utilizar antes leña fina.

Si nos hemos preparado bien, lo normal es que tengamos pastillas para barbacoas, o bien leña bien seca junto con algo de papel. Haces un montón de papel, pones una pastilla, leña y/o carbón, y ya tendrás las brasas listas (ahí no hay mucho misterio). Pero no siempre tendremos tantos recursos. ¿Qué hacer en estos casos? Ahí es donde entran en juego los siguientes trucos.

   Aceite, sal y patatas fritas.-

Es muy poco probable que no tengáis aceite o sal si vais a hacer una barbacoa. Y si no los tenéis, pues lo mejor es que os vayáis al Restaurante La Posada de los Vientos, y os quitéis de problemas.

¿Qué hacer con el aceite? Pues rociar ligeramente esos troncos verdes que no terminan de prender, o esa madera grande que no termina de calentarse del todo. Veréis el efecto. El aceite actúa como acelerante, y lo que antes no prendía de ninguna forma, ahora ya es otra cosa. Eso sí, cuidado de no pasarse.

Otra cosa que se puede usar como acelerante son las patatas fritas. Sí, has leído bien, patatas fritas. De esas de bolsa. Arden muy bien, y un montoncito de patatas, nos puede hacer las veces de una pastilla en situaciones límite. Probadlo, no es broma. A falta de una buena piña claro. La piña es insuperable, y rociada en aceite más.

Otro problema recurrente con las barbacoas, es que tengamos demasiada llama, que el personal esté ya con hambre, y que nos empiecen a meter presión para ver cuándo están listas las brasas. Aquí el truco consiste que rebajar las llamas con sal. También puede pasar que al hacer carnes grasas, principalmente panceta, ésta suelte grasa que al quemarse provoque llama. En este caso, también es útil echar sal directamente sobre las brasas para matar la llama. Por cierto, la sal siempre al final, para evitar que los alimentos “suden” y el agua, baje demasiado la temperatura.

   Hierbas aromáticas y verduras asadas.-

Es básico untar las verduras en aceite de oliva, si queremos que queden bien. De otro modo quedarán muy secas, poco sabrosas, y tardarán mucho en hacerse. Lo mejor es poner un bol o cuenco o plato hondo con aceite, y pasar las verduras por ahí. Lo mismo puede hacerse con las brochetas de carne o verdura. El aceite, al calentarse, facilitará y dará sabor la cocción a la barbacoa.

El toque guay en una barbacoa, puede ser este. Quemar, junto con las brasas, y justo al poner los alimentos, hierbas aromáticas como tomillo, albahaca, romero, laurel, etc., que aromatizarán todo, y harán que tengan un sabor muy especial.


Estos son algunos trucos para dominar el fuego de la barbacoa, ¿y vosotros? ¿Qué otros trucos tenéis?

martes, 16 de agosto de 2016

LO ÚLTIMO EN JAMÓN IBÉRICO: UN JAMONERO CLIMATIZADO.

Desde La Posada de los Vientos os presentamos esta “maravilla”…

Es lo último en el mercado para el cuidado y el mimo de un buen jamón ibérico: un jamonero climatizado fabricado en acero inoxidable que permite perfectamente el corte, protege la pieza de agentes externos, la conserva y, debido al control de temperatura, permite servirla en condiciones óptimas de consumo.

El soporte de jamón ibérico consta de dos piezas claramente diferenciadas y separables: la cubierta, que se levanta a modo de tapadera manualmente y la base, con forma de “L” acostada y con un plano inclinado a una determinada distancia de los extremos sobre el que descansa el jamón en principio, por la parte de la babilla.

Esta base dispone, además, de una serie de elementos muy precisos para la fijación del jamón: un casquillo giratorio basculante según un eje al que va soldado un cilindro hueco terminado en una semiesfera, destinado a alojar la pata del jamón; una acanaladura en forma de “V” en el plano inclinado para apoyo y sujeción del mismo; y un resorte en forma curva accionado por muelles y situado en la parte inferior del plano inclinado que sujeta el jamón acariciándolo, no pinchándolo. 

   Calor, frío, humedad y aire.-

Y lo más llamativo: bajo el plano inclinado se esconden los dispositivos de calor, frío, humectación y aireación, con una tapa practicable en la parte inferior de la base. La cubierta tiene forma de jamón, con la envolvente del perfil a base de líneas rectas o redondeadas en forma de prisma irregular y las esquinas de la parte superior achaflanadas. La parte vertical, en contacto con la base lleva un recorte para la pata del jamón. Los indicadores de temperatura y humedad se encuentran en la parte frontal de la base.

El jamonero, de nombre ‘Jamoteca Diamante’ está fabricado por Diamante Extremadura.

martes, 2 de agosto de 2016

ALERGIA AL HUEVO O A LA LECHE.

Superar la alergia al huevo o a la leche en solo una semana ya es posible. Hasta ahora, el método de desensibilización convencional empleado para suprimir la alergia a estos dos alimentos básicos requería de un proceso de dos meses, en el caso del huevo, y de tres a cuatro meses, en el de la leche. Especialistas de la Clínica Universidad de Navarra han conseguido que pacientes pediátricos con alergia al huevo o a la leche se desensibilicen en menos de siete días, y mediante una terapia de exposición progresiva al alimento.

Las alergias al huevo y a la leche suponen una limitación en la dieta de quien lo sufre dada su presencia en multitud de alimentos elaborados y en gran cantidad de productos cocinados. Aproximadamente un 80% de los niños supera esta alergia de forma espontánea a los tres años de edad. Sin embargo, existe un 20% que no lo hace.

El tratamiento es sencillo. Fundamentalmente se basa en reeducar a las células que reaccionan ante alimentos inocuos como la leche o el huevo. «Esta reeducación consiste en administrar cantidades muy pequeñas de estos productos, inicialmente mínimas, y cuyo volumen se aumenta de forma progresiva semanalmente. Los incrementos del alimento que provoca la alergia se realizan siempre en el recinto hospitalario, de forma que el paciente esté en condiciones de seguridad mientras su organismo va asimilando estas sustancias sin reaccionar contra ellas», detalla la especialista. El objetivo de la desensibilización es, en el caso de la leche, llegar a poder ingerir un vaso de 200 ml y en el del huevo, un huevo frito o en tortilla tres veces por semana.

Para poder reducir los plazos de efectividad a tan sólo una semana, al paciente se le administran varias dosis en un mismo día, aumentando la cantidad progresivamente durante varios días consecutivos. Cuando la sensibilización al producto es baja y si el sistema inmune del niño lo permite, la ‘dosis objetivo’ puede conseguirse en cinco días. En el caso del huevo esta dosis consiste en un huevo frito y en el de la leche, 200 ml.

Este proceso de desensibilización «exprés» está indicado para pacientes con una sensibilización no muy elevada a estos alimentos y una edad comprendida entre los 4 y los 10 años. Cuanto mayor sea el paciente, más difícil es la aceptación de los alimentos a los que se tiene sensibilización por parte del sistema inmunitario.

El protocolo de exposición al alimento comienza el primer día con «una provocación para que ocurra una reacción. Se pretende esta reacción porque se trata de localizar el umbral en el que se produce la reactividad en ese niño. A partir de esa reacción, se aprovecha que las defensas quedan ‘noqueadas’, de forma que al día siguiente se comienza desde la mayor dosis tolerada sin reacción. A partir de ese momento es cuando se empieza a construir la desensibilización», señala la alergóloga.

   Consumo diario del producto.-

De este modo, si la reacción se produce con dosis muy pequeñas, la desensibilización tardará más en conseguirse. Pero si ocurre con una dosis muy alta podría conseguirse la desensibilización en menos de 5 días. En esta pauta rápida se administran antihistamínicos a partir del segundo día, en dosis similares a las que se manejan en una dermatitis atópica o en una rinitis.

Una vez que el paciente llega a tolerar la «dosis objetivo», debe seguir una pauta constante de consumo diario del producto al que reaccionaba su organismo. «Esta sería la fase de mantenimiento. El paciente debe tomar un vaso de leche diario o un huevo tres días a la semana, ya que si eliminamos el estímulo, podríamos perder la tolerancia adquirida». Se trata en definitiva de que las defensas del paciente actúen con normalidad ante situaciones tan inocuas como comer huevo o beber leche.

Los resultados obtenidos son satisfactorios, ya que comprobar cómo, tras el tratamiento, un niño es capaz de comer bizcocho o un huevo frito o un yogur en el caso de alergia a la leche, y, sobre todo, no tener que revisar las etiquetas de todos los productos que consume, es algo muy importante para la calidad de vida del paciente y de su familia.