lunes, 23 de marzo de 2020

CÓMO CONSERVAR Y COCINAR EL PESCADO FRESCO EN CASA


En estos tiempos que corren de prisas y estreses, en nuestros hogares se plantean situaciones distintas a la hora de planificar y organizar nuestros menús diarios, al vernos obligados a tener que hacer buenas provisiones de alimentos para evitar constantes salidas de día en día al supermercado.

Aunque nutricionalmente hablando el pescado congelado no tenga demasiado que envidiar al pescado fresco, es indudable que, en el caso de muchos pescados, la calidad de este último sea superior. Ahora bien, el pescado fresco es un alimento sumamente delicado que se estropea con gran facilidad si no lo tratamos de la forma adecuada.

De hecho, es esto último lo que muchas veces nos echa para atrás cuando nos apetecería preparar un pescado un domingo, pero tenemos que comprarlo el viernes o el sábado. Aunque es cierto que el pescado cuando mejor está es cuando se consume fresco y en el día, también es posible disfrutar de él pasados unos días siempre y cuando se cumplan una serie de normas.

Por ello, os ofrecemos algunas pautas que pueden ayudar a organizar vuestra logística de alimentación y facilitar el día a día de cocina casera con pescado fresco. Desde cuál es la mejor hora para comprar, hasta cuál es la mejor posición dentro de la nevera. Pequeños detalles que, si se tienen en cuenta, nos ayudarán a conservar el pescado fresco durante más tiempo.

Comprar pescado fresco

Sí deberíamos aplicar el refrán que dice: “El que madruga Dios le ayuda”; y es que llegar pronto al mercado te da la oportunidad de comprar lo mejor. Aunque es cierto que yendo a última hora puedas encontrar algún chollo a mejor precio, si te quieres asegurar de que vas a poder elegir, lo mejor es acercarse cuanto antes a la pescadería. Si vas al mercado, aunque lo más probable es que vayas a terminar comprando en tu puesto de confianza, siempre es bueno darse una vuelta antes para ver qué nos ofrecen otros.


Es conveniente, que no empieces a hacer la compra por el pescado. El pescado debe permanecer el menor tiempo posible sin refrigeración, por eso debes comprarlo justo antes de volver a casa.

Cuando compremos pescado, como con cualquier otro alimento, es conveniente tener en cuenta su procedencia. Para ello debemos comprobar que el pescado está etiquetado y, ya que por ley debe estarlo, si no lo está es buen motivo para rechazarlo. Un simple vistazo a la procedencia del mismo nos dará idea del tiempo que ha pasado desde la captura y, por tanto, del grado de frescura. No es lo mismo un pescado fresco de bajura o de costa, que uno procedente de pesca de altura.

Es importante pedir al pescadero que nos envuelva el pescado convenientemente  y a ser posible  transportarlo introducido en una bolsa especial para productos congelados. Es muy recomendable evitar golpes durante el transporte a casa, que pudieran provocar cambios no deseados en la textura de la carne. También es importante regresar rápido a nuestro hogar con el pescado para que la cadena de frío no se vea comprometida.

Una vez en casa, mételo antes de nada en el frigorífico para evitar romper la cadena de frío (descongelar y volver a congelar), ya que se pierde agua, se forma escarcha y se pierde calidad y sabor.

Podemos pedirle al pescadero que nos limpie el pescado o deberemos hacerlo nosotros mismos (retirar las escamas, desangrar bien el pescado -paso muy importante ya que disminuye la velocidad de descomposición-, eviscerarlo y lavarlo bien bajo un chorro de agua fría).  Si la limpieza nos la ha realizado el pescadero, este lavado final conviene repetirlo al llegar a casa, pues por el camino el agua del lavado anterior habrá ido escurriendo y se habrá mezclado con restos de sangre, por lo que un segundo lavado le vendrá fenomenal.

Si hemos congelado nuestro pescado, lo ideal es siempre sacarlo unas horas antes y dejarlo en la encimera para que recupere su estado natural. No debemos dejarlo al sol, ni tampoco meterlo en agua caliente o en el microondas, ya que el pescado se cuece y pierde mucho sabor. Lo perfecto es descongelarlo tranquilamente a temperatura ambiente, tapado con un paño de algodón.

Conservar y cocinar el pescado fresco en casa

Es importante que la nevera no esté demasiado llena y que no estemos todo el día abriendo y cerrando la puerta con los consiguientes cambios de temperatura en el interior, ya que para que nuestro pescado se pueda conservar en buenas condiciones durante 2 o 3 días debemos asegurarnos de que la temperatura se mantiene constante por encima de los 0ºC y por debajo de los 4ºC. Así mismo, debemos evitar que el pescado se reseque en la nevera o que acabe encharcado, por eso lo que mejor funciona y lo que te recomendará cualquier pescadero es que envuelvas el pescado en un paño limpio y húmedo e ir humedeciendo el paño a medida que éste se vaya secando.

En el caso de pescados pequeños como sardinillas o boquerones, se les puede echar también un poco de sal gruesa que ayuda a su conservación, ya que la sal genera un ambiente hostil que dificulta el desarrollo de las bacterias. Eso sí, luego hay que recordar no volver a añadir sal en el momento de consumirlo.

Tanto el pescado blanco como el azul aguantarán en nevera entre uno y tres días. En el congelador, el blanco puede estar entre seis y ocho meses, mientras que el azul aguantará entre dos y tres meses. Si eres un amante del pescado crudo, ahumado o marinado, un consejo: congélalo previamente 48 horas para evitar la posible contaminación por anisakis, parásito del pescado dañino para el ser humano.

Si has comprado dos o tres pescados frescos, podrás irlos utilizando en función de cómo sea su propia capacidad de conservación, tus posibilidades en casa y tu nivel de conocimientos de cocina.


Por ejemplo, utilizar uno de los pescados para hacer algún tipo de preparación en crudo —un tartar sencillo, un sashimi, un tiradito, unos makis en familia—, que será la que primero consumamos. Una preparación de pescado crudo puede durar unos dos o tres días en la nevera. Y si te gustan más las preparaciones clásicas y lo prefieres fresco pero cocinado, puedes hacerlo al horno o a la plancha.

En segundo lugar, puedes preparar un guiso —por ejemplo un marmitako de salmón o un Skrei con salsa marinera—, que puedes conservar en la nevera durante cuatro o cinco días, para alternar el consumo con otras proteínas.

Otra opción que permite conservar el pescado más tiempo es el marinado, que es una técnica antigua de conservación y que se puede hacer fácilmente en casa. Hay básicamente dos tipos de marinado: el que se realiza con ácido cítrico, que está presente en frutas como la lima o el limón, como es el caso de los ceviches, y el que se realiza con sal y azúcar y se condimenta con otras especias, como podría ser el que generalmente conocemos como salmón marinado. También puedes tener en la nevera salmón ahumado, que se conserva bastante tiempo, para hacer una comida o cena más ligera o una preparación más rápida.

Por último, si vas a dedicar a cocinar una tarde para varios días y dispones de un congelador, puedes preparar algunos platos de pescado para congelar y tener listos en cualquier momento. En ese caso, os recordamos los consejos de congelación y descongelación para el pescado, tanto crudo como cocinado:

·         Lávate muy bien las manos antes de manipular el pescado.
·         Congela el pescado cuanto más rápido mejor. Si es crudo congélalo directamente, si es un guiso, espera a que el guiso esté a temperatura ambiente, guárdalo en un recipiente hermético y mételo al congelador. No olvides poner la fecha de congelación. Algunas preparaciones adecuadas para congelar son los guisos, como por ejemplo pimientos rellenos de bacalao, los fritos, como unos buñuelos o croquetas. Evita congelar los guisos con patata, ya que acelera el proceso de fermentación y descongela peor.
·         Para la descongelación el proceso es el contrario, cuanto más lentamente se haga, mejor. Saca el pescado o el guiso del congelador y mantenlo en la nevera hasta que se haya descongelado. Después, puedes cocinarlo a la plancha o al horno, o, si es un guiso descongelado, calentarlo en una olla o, si lo prefieres, en el microondas. Otra manera de regenerar un guiso es hacerlo al vapor. Coloca un vaso en el fondo de una olla y coloca el recipiente con el guiso encima del vaso, después llena la olla de agua hasta que cubra la mitad del vaso, tapa la olla y colócala a fuego medio. Con el vapor del agua regeneras el guiso sin que se pase o se cocine más.
·         En el caso de preparaciones en crudo, por ejemplo, para hacer tartar, es preferible congelar los dados de salmón y aliñarlos cuando los descongeles para utilizarlo.

Y, además

Otros consejos prácticos para disfrutar de pescado en casa:
·         Haz un plan de comidas o un menú semanal, te ayudará a organizarte mejor y hacer mejor la compra para varios días.
·         Si sois muchos en casa, puedes hacer preparaciones con pescado más sencillas y que cundan más como, por ejemplo, un pastel de pescado o guisos.
·         Puedes aprovechar las espinas del pescado para hacer un caldo/fumet, que podrás utilizar otro día: las espinas del pescado blanco para hacer un fumet que servirá para arroces, salsas de pescado y guisos como un potaje de vigilia o unos pimientos rellenos, y las de pescado azul para hacer un fumet de sabor más intenso que podrás utilizar en platos más contundentes como un marmitako o una caldereta.
·         Si tienes hijos aprovecha para cocinar algún plato sencillo en familia y acercar a los niños a la cocina y la alimentación saludable. El sushi o el tartar, que no necesitan cocción, son una buena idea.

Y ahora tan sólo queda disfrutar de nuestras elaboraciones. Vamos a ello…