martes, 11 de agosto de 2015

LAS LÁGRIMAS DE SAN LORENZO DESDE LA POSADA DE LOS VIENTOS.

Las Lágrimas de San Lorenzo, o Las Perseidas, son una de las “lluvias de estrellas” más largas e intensas de todo el año en nuestro planeta y la más popular de todo nuestro Hemisferio Norte. La Tierra se adentra cada año durante algo más de un mes (16 de julio – 24 de agosto) en una nube de partículas desprendidas de un cometa, el Swift Tuttle, atrapadas en esta zona interestelar.

Este año, los que asistan a este espectáculo (sólo hace falta mirar al cielo para observar las estrellas fugaces) podrán llegar a ver hasta 100 meteoros a la hora durante las noches del 11 al 13 de agosto, en los que no habrá luna llena y por lo tanto mayor visibilidad.

La lluvia se localiza en la constelación de Perseo, lo cual nos indica hacia dónde dirigir nuestras miradas de asombro: hacia el noreste, tal y como señalan los científicos. Las Perseidas iluminarán el cielo, como si tristemente estuvieran llorando por la infinitud, lo cual dará oportunidad a los supersticiosos no de pedir un deseo, ¡sino 100 en una hora!

El mundo natural nos sorprende continuamente, nos sobrecoge y al tiempo que nos paraliza su belleza experimentamos una sensación de pequeñez, de insignificancia ante el universo entero. Se trata de ese mundo natural al que los antiguos griegos llamaron physys, donde nacieron los mitos y los nombres de las constelaciones que todavía hoy conservan los héroes antiguos.

De modo que durante estos días, desde La Posada de los Vientos, hemos ido apreciando este fenómeno, que en la Edad Media cristiana, se le dio al suceso el nombre de Lágrimas de San Lorenzo.

El paso cíclico de la Tierra sobre esta nube de influencia de meteoritos hizo coincidir el día en el que se honra a San Lorenzo, el 10 de agosto, con la noche de mayor actividad nocturna. De manera que se interpretó con nuevos argumentos legendarios: es el llanto de San Lorenzo, las lágrimas que derramó el santo cuando fue quemado vivo en una parrilla.

Pero para la comunidad científica el hecho está claro, aunque no por ello deja de impresionar. En 1992 fue la última vez en el que el cometa Swift Tuttle rodeó el Sol (lo hace cada 130 años), dejando más materiales que entrarían en contacto con la atmósfera terrestres, produciendo combustiones y el calor que las encenderá a nuestros ojos. 


Desde varios puntos de La Acebeda (nosotros lo hicimos desde la heli-superficie y desde la Peña Los Rasos) un poco alejados del casco urbano, abrigándose un poco y mirando hacia el cielo, podréis contemplarlo; si pides un deseo, a lo mejor se cumple.

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