miércoles, 5 de febrero de 2020

CONSERVAR LA MIEL EN LAS MEJORES CONDICIONES


La miel es producida por la acción de las abejas a partir del polen de las flores y cuyos competentes son increíblemente beneficiarios para la salud del organismo humano. Alivia la tos, mejora la memoria, es altamente nutritiva, elimina bacterias y hasta es usada en tratamientos para quemaduras. Lo cierto es que este producto es considerado por muchos como mágico y hasta «milagroso», pero fuera de los adjetivos es científicamente saludable.

La miel es uno de los ingredientes que nunca puede faltarnos en la alacena, ya sea para añadir sabor dulce a nuestros platos, utilizarlo para remedios caseros o para tratamientos de belleza, es indispensable contar con ella en buen estado, por lo que hoy te daremos tres consejos muy prácticos y sencillos para lograrlo.

El agua y el azúcar son los dos componentes básicos de la miel, y a los que cualquier tipo de variación, ya sea natural —temperatura, humedad…—, o malas prácticas en su uso o almacenamiento, pueden afectar, provocando problemas en la estabilidad de la miel y su periodo de conservación.

Por ello, te ofrecemos una serie de claves para saber cómo conservar la miel de la manera más adecuada.

 

Cómo conservar la miel.-


Procura que al momento de guardar tu miel sea en envases de vidrio, ya que pueden aguantar cambios de temperatura, no se oxidan y los insectos no lograrán introducirse.

En el caso de mieles cristalizadas (miel sólida), la miel no tolera demasiada temperatura —no más de 20 ºC—, ya que puede causar el colapso de su estructura cristalina. Por lo tanto, debe ser almacenada en un lugar donde la temperatura no exceda esta temperatura, y por un periodo máximo de dos años. Este tipo de miel puede ser guardada en la bodega, como un buen vino, siempre y cuando no esté demasiado húmeda y las tapas estén perfectamente selladas.

Para las mieles líquidas, la temperatura de almacenamiento ideal es de unos 25 °C, para ralentizar su cristalización. Sin embargo, debería consumirse más rápidamente que las mieles sólidas, en un plazo de seis meses.

Cuando el tarro de miel se guarda en un armario alejado de la luz, su conservación no debería exceder de dos años, aunque haya sido abierto. Como la miel tiene antibióticos naturales, es un alimento muy estable. Después de un tiempo puede sufrir transformaciones. Si era líquida, la miel puede volverse más sólida. La apariencia cambiará, el sabor puede cambiar también. El sabor no será el mismo con la miel que se ha abierto durante mucho tiempo.

Las mieles que provienen de las flores de los árboles son líquidas y las mieles de las flores silvestres son sólidas, pero todas las mieles se cristalizarán después de un tiempo. Y es la relación fructosa/glucosa la que induce el aspecto líquido o sólido. Algunas mieles se mantienen líquidas durante mucho tiempo y otras se cristalizan enseguida.

Desde el punto de vista de la alimentación, un tarro de miel puede conservarse durante dos años. Pero terapéuticamente, para que la miel conserve sus propiedades, debe mantenerse alejada de la humedad y el calor y especialmente de la radiación UV. Así que deben ser guardados en el armario.
No se debería dejar el tarro de miel en la cocina a la luz. Ahora bien, a diferencia del buen vino, la miel no mejora con la edad.

Si deseas que dure por más tiempo, puedes cristalizar la miel. Para este procedimiento te recomendamos consumir un poco de la miel para vaciar el frasco debido a que la miel al cristalizarse tiende a expandirse, después bastará con guardarla en tu refrigerador.

Si deseas que tu miel deje de cristalizarse, la mejor opción será meterla a baño maría y esperar un par de minutos.

Finalmente, recomendamos no congelar la miel, ya que al hacerlo pierde sus virtudes, especialmente su contenido de vitaminas y enzimas.

¿Aún no tienes un tarro de miel en casa? Esperamos que después de leernos (y sabiendo cómo conservarla correctamente) te animes a hacerte con uno.

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