El término “Slow Life”, se ha
popularizado como una corriente cultural de alcance mundial que promueve
desacelerar nuestro estilo de vida y dar prioridad a las actividades que
realmente repercuten sobre nuestro desarrollo personal: comer con amigos,
disfrutar de un paseo por el campo, etc.
Aquí os
presentamos, 12 lugares donde es más fácil sumarnos a Slow Life,…
Lugares, apartados
de grandes ciudades, alejados de agobios, estrés, ruidos y contaminación.
Ninguno de estos pueblos que presentamos, queda entre los
puntos más visitados de España ni de cerca, y ese es el modo en que se han
conservado así, apartados, como un buen rincón a resguardo de las masas de
turistas.
Lugares “pequeños”
donde aprender algo cada día, donde sus gentes se conocen los unos a los otros;
gentes unidas entorno a una alimentación y vida saludable, alejadas de los “hiper-megamercados”;
donde los huevos son frescos y de gallinas conocidas, donde las hortalizas están
recién recogidas de la huerta de al lado que se regó con agua de manantial,…
Lugares con oferta inmobiliaria
variada, a precios asequibles; donde es posible “reinventarse” laboralmente.
1. Acebeda, (La) (Madrid)
A apenas 40 minutos
de la “gran urbe”, en plena Sierra Norte de Madrid.
Situado a 1.269 metros sobre el nivel del mar, sus recursos naturales, sus
arroyos de aguas cristalinas, sus acebos, que le dan nombre. Destaca su
arquitectura civil y religiosa: La Iglesia Parroquial de San Sebastián, de factura barroca, que probablemente data de los siglos XVI-XVII); el Potro de Herrar (ejemplo de la arquitectura tradicional serrana), la
Fragua Municipal (conserva en perfectas condiciones sus elementos originarios:
el hogar, la pila de agua, el yunque y el fuelle, así como todos los utensilios
para su uso), testimonio de un modo de vida antiguo, donde la herrería era fundamental, tanto para los hombres y sus quehaceres como para el ganado y sus necesidades; la Casa de las Peñas (la edificación más antigua del municipio; el Santuario de la Fuente del Saz, junto al arroyo de la Dehesa.
La villa ofrece una gran oportunidad para
la recogida de setas y para quienes quieran contactar con la naturaleza.
2. Buitrago del Lozoya (Madrid)
Presume de una agenda
cultural tan activa que tiene propuestas para las cuatro estaciones del año.
3. Ansó (Aragón)
Podríamos decir que es uno
de los pueblos más bonitos del Pirineo. Localidad oscense del Pirineo occidental
Aragonés, en el valle del río Veral y junto al valle de Hecho. Pueblo
monumental, ejemplo de la
arquitectura popular pirenaica. Sus casas y sus calles nacen de la
piedra recogida del río y entre sus construcciones destacan un torreón medieval
del siglo XIV y la iglesia parroquial de San Pedro (siglo XVI), de gran tamaño
y de un estilo gótico al que se unen partes platerescas, barrocas y
renacentistas. Un sitio que tiene intacta la magia del aspecto del pasado. Uno
de los pocos lugares en los que todavía sobrevive el oso autóctono de los Pirineos.
4. Torla (Aragón)
Torla se encuentra en la provincia de Huesca, casi en la
frontera con Francia. Se asienta sobre el valle glaciar del río Ara, dentro del
Monumento natural de los Glaciares Pirenaicos. Es puerta de entrada al
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y al Valle de Broto, con
algunos de los paisajes de montaña más bonitos de España, rodeado de cinco
picos que van desde los 2000 a los 2848 metros, con sus laderas cubiertas de
tupidos y verdosos bosques de pinos.
Con una historia de aislamiento y cultura propia, el
pueblo es un reducto medieval, con sus iglesias, retablos, castillo, casonas y
calles detenidas en el tiempo. Puede contemplarse la arquitectura tradicional altoaragonesa.
Destaca el Casón de los Viu (siglo XIV).
5. Cuevas del Agua (Asturias)
En
este caso, el pueblo está escondido, y lo llamativo es el modo de acceder a él.
La única manera de llegar en coche (o caminando) es a través de una carretera
que atraviesa la Cuevona. La entrada es una enorme cavidad natural modelada por
un arroyo que acompaña los 300 metros del trayecto.
Este
municipio conserva buenos ejemplos de arquitectura tradicional asturiana. Los
hórreos, que se conservan en buen estado, son ejemplo de la economía agrícola
vinculada al maíz de los lugareños.
Esta
verdadera aldea perdida es un encanto y conocerlo dependerá de vuestra
imaginación.
6. Taramundi (Asturias)
A
tan sólo unos pasos ya de tierras lucenses encontramos Taramundi, un enclave donde el agua, un importante
patrimonio natural y su producción artesanal, constituyen la mejor tarjeta de
presentación de este lugar del occidente Asturiano. Un entorno natural de
cuento con valles, bosques y montañas, salpicado de casitas preciosas con sus
tejados de pizarra, te invita a disfrutar de una increíble paz al aire libre.
Los destellos de las aguas del río
Cabreira deslumbrando tu impresionada retina, te ofrecen un mundo donde
la magia, el silencio y la serenidad flotan en el aire con la gracilidad de una
mariposa.
¿Imprescindible? La visita a la
Salgueira, una gran caída de agua de unos cincuenta metros, en un paraje
increíblemente verde y boscoso, perfecto para hogar de xanas, trasgos o
busgosos…
7. Bárcena Mayor (Cantabria)
Dentro del municipio de
Los Tojos en Cantabria, se encuentra este poblado a 495 metros sobre el nivel
del mar y en el valle del río Argoza. Se dice que es uno de los poblados
más antiguos de Cantabria y de España, y uno en una zona donde los pueblos
nacían en torno a antiguos monasterios.
Se trata de un pueblo declarado
conjunto histórico artístico por la buena conservación de su antiguo
caserío. Su casco histórico de estampa medieval invita a pasear por sus calles
empedradas, y contemplar las casonas montañesas de factura popular, con
balconadas de madera y amplios zaguanes. Son de obligada visita la
Iglesia de Santa María del siglo XVII, las antiguas Casas Rectorales.
El entorno de Bárcena Mayor no
puede ser mejor, gracias a que se encuentra dentro de la actual Reserva de Caza
del Saja, el único punto habitado dentro del Parque Natural Saja-Besaya.
8. Carmona (Cantabria)
En pleno valle de Cabuérniga no
podemos olvidarnos de Carmona, uno de esos pueblos donde la tradición
cántabra tiene un protagonismo especial. El pueblo el muy pequeño pero sin
duda es uno de los pueblos con más encanto de Cantabria, algo que se siente al
pasear por sus calles. Todo está muy cuidado, con flores en los balcones, casas
en buen aspecto y se disfruta mucho dando una vuelta por el pueblo. Os lo
recomendamos si lo que queréis es entrar en contacto con la Cantabria más
tradicional. Un lugar de desconexión, muy recomendable para visitar, donde es
fácil ver a sus lugareños con albarcas y donde el paisaje espectacular que
lo rodea hace aún más bonito al pueblo si cabe.
9. Burgo de Osma, (El) (Castilla León)
Esta vez la escapada es a la
provincia de Soria, exactamente en esa “tierra de nadie”. En el siglo I a. C.
fue conquistada por los romanos y hasta el siglo XI no pasó a manos cristianas,
arrebatada a los musulmanes. De nuevo el río Duero como protagonista y
los campos de Castilla, como nos contara Machado, forman parte de esta villa.
El Burgo de Osma, a los pies
de la romana Uxama y de un castillo, vive agazapado en sus murallas, alumbrado
por el torreón de la Catedral de la Asunción, y surcado por una avenida de
pórticos de madera que atraviesan su núcleo histórico. Es la villa de la
sapiencia de las aguas de la otrora Universidad de Santa Catalina y parte de la
denominada ruta del destierro del Cid Campeador.
El municipio fue declarado como
Conjunto Histórico Artístico, por lo que es un buen lugar donde pasear a través
de sus calles y plazas, acercándonos hasta su bella catedral de estilo gótico
que se inicia durante el siglo XIII, o el antiguo hospital de San Agustín.
Para rematar la faena,
el castillo de Gormaz; se trata de la mayor fortaleza califal levantada en
territorio europeo por los árabes, y aunque está en ruinas, vigila en su
atalaya nada menos que mil años de historias.
10. Calatañazor (Castilla León)
También
en la provincia de Soria, hay un pequeñísimo pueblo que es otra auténtica
reliquia medieval. Esta pequeña villa, que parece haber sido olvidada por la
evolución histórica, se alza en la cima de una roca que domina la vega del río
Abión. Villa de intensa historia fronteriza, en un entorno privilegiado de
bellos entornos naturales, que tiene su máximo exponente en su sabinar.
Sus empinadas calles de trazado medieval y canto rodado, con sus humildes casas fabricadas con entramado de madera de sabina,
encestado de ramas con barro, adobe o en el mejor caso de ladrillo, tejados con
chimeneas cónicas, y detalles que poco o nada han cambiado, configuran el aspecto
medieval, formando un conjunto armónico de gran belleza.
En
Calatañazor también hay tres iglesias, siendo tal vez la más bella la iglesia
románica Ntra. Señora del Castillo. Los restos de su castillo, conservan un lienzo, la cimentación de las
paredes del patio de armas y sus murallas. Desde él se puede contemplar la
extensa llanura hoy llamada "Valle de la Sangre".
En los alrededores se localizan
los restos de Voluce, asentamiento celtibérico cargado de historia y de
leyenda.
11. Beget (Cataluña)
Beget
es un pueblo muy pequeño y de acceso relativamente complicado, de la
provincia de Girona. A Beget llegan pocos turistas, por eso la tranquilidad
todavía tiene su hogar en este hermoso rincón del Pirineo. Su gran mérito
es haber conservado el aspecto rural que debía tener antaño sin habérselo
propuesto.
Beget
está en torno a la riera de la que toma el nombre; todas las casas son de
piedra, hay varios puentes pintorescos sobre el curso de agua. Durante siglos
la vida giró en torno a la Iglesia de Sant Cristòfol de Beget (s.X-XIII), un
templo de estilo románico declarado Bien Cultural de Interés Nacional. En
el exterior destacan el campanario de 4 pisos de 22 metros y el portal de
acceso, coronado por cinco arquivoltas. En el interior las tres piezas más
notables son la talla del Cristo Majestad (s.XII), con más de 2 metros de
altura; la imagen de la Virgen de la Salud (s.XIV), de alabastro
policromado; y la enorme Pila Bautismal del s.XII. Hoy en día su iglesia
sigue siendo su principal icono.
12. Siurana de Prades (Cataluña)
Es
uno de los pueblos de cuento en la comarca del Priorato (Tarragona), declarado
paisaje pintoresco, es un pueblo marcado por las leyendas de princesas y
guerreros. Su emplazamiento sobre un enorme peñón de roca, ofrece
fantásticas vistas hacia el valle del río. Siurana.
Posee edificios románicos,
vestigios árabes, restos de un castillo en un conjunto histórico monumental. Entre
sus paisajes naturales destacan formaciones rocosas como la peña gemela de la
Siuranella, el Salto de la Reina Mora o la Trona, y los acantilados de Arbolí.
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