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Zumo: es el líquido que se extrae de la fruta, o verdura,
ya sea de manera manual presionando o mediante exprimidores. La textura incluye
parte de la pulpa y su consistencia es prácticamente líquida. No se le añade
ningún otro producto líquido, es decir, ni leche o agua, aunque sí pueden
mezclarse con otras frutas y/o verduras.
Licuado: al igual que el zumo, consiste en extraer el jugo de
las frutas y/o las verduras, pero, en este caso, sin rastros de pulpa. Es una
textura aún más fina que la del zumo. La bebida se hace con una licuadora, de
manera que también se obtienen las vitaminas de la piel, aunque también se
puede exprimir como un zumo y colarlo. Se le puede añadir leche o agua. En
definitiva, predominan los ingredientes líquidos.
Batido: por el contrario, en el batido dominan los sólidos
sobre los líquidos. Por esa razón es una bebida más espesa, con mucho más
cuerpo. Se elabora —y de ahí su nombre— batiendo helado, leche y/u otros
ingredientes, como el yogur. Se incluye la pulpa de las frutas, lo que también
ayuda a que la bebida sea más espesa y cremosa.
Smoothie: la diferencia con el batido es que tiene que incluir
un elemento congelado, ya sea helado, yogur o simplemente hielo. Como en el
batido, los ingredientes se tienen que mezclar muy bien para que quede una
bebida densa y homogénea, algo más espesa que el batido.
Granizado: es un refresco elaborado a base de hielo picado con
sirope de sabores. Es la única de las bebidas expuestas que no incluye fruta
natural. Eso sí, los de fresa, junto con los de limón y naranja, son los más
populares.
El verano está llegando y no hay que olvidar que tomar líquidos no sólo es sano, sino también muy refrescante.
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