lunes, 7 de mayo de 2018

SLOW LIFE: VIVIR DESPACIO PARA SER MÁS FELIZ EN 12 PUEBLOS ESCONDIDOS DE ESPAÑA.

El término “Slow Life”, se ha popularizado como una corriente cultural de alcance mundial que promueve desacelerar nuestro estilo de vida y dar prioridad a las actividades que realmente repercuten sobre nuestro desarrollo personal: comer con amigos, disfrutar de un paseo por el campo, etc.

 

Aquí os presentamos, 12 lugares donde es más fácil sumarnos a Slow Life,…


Lugares, apartados de grandes ciudades, alejados de agobios, estrés, ruidos y contaminación.


Ninguno de estos pueblos que presentamos, queda entre los puntos más visitados de España ni de cerca, y ese es el modo en que se han conservado así, apartados, como un buen rincón a resguardo de las masas de turistas.

 

Lugares “pequeños” donde aprender algo cada día, donde sus gentes se conocen los unos a los otros; gentes unidas entorno a una alimentación y vida saludable, alejadas de los “hiper-megamercados”; donde los huevos son frescos y de gallinas conocidas, donde las hortalizas están recién recogidas de la huerta de al lado que se regó con agua de manantial,…


Lugares con oferta inmobiliaria variada, a precios asequibles; donde es posible “reinventarse” laboralmente.


1. Acebeda, (La) (Madrid)

A apenas 40 minutos de la “gran urbe”, en plena Sierra Norte de Madrid.

Situado a 1.269 metros sobre el nivel del mar, sus recursos naturales, sus arroyos de aguas cristalinas, sus acebos, que le dan nombre. Destaca su arquitectura civil y religiosa: La Iglesia Parroquial de San Sebastián, de factura barroca, que probablemente data de los siglos XVI-XVII); el Potro de Herrar (ejemplo de la arquitectura tradicional serrana), la Fragua Municipal (conserva en perfectas condiciones sus elementos originarios: el hogar, la pila de agua, el yunque y el fuelle, así como todos los utensilios para su uso), testimonio de un modo de vida antiguo, donde la herrería era fundamental, tanto para los hombres y sus quehaceres como para el ganado y sus necesidades; la Casa de las Peñas (la edificación más antigua del municipio; el Santuario de la Fuente del Saz, junto al arroyo de la Dehesa.

La villa ofrece una gran oportunidad para la recogida de setas y para quienes quieran contactar con la naturaleza.

2. Buitrago del Lozoya (Madrid)

Situado en el valle medio del Lozoya, a los pies del puerto de Somosierra, en plena sierra de Guadarrama, es el único pueblo de toda la comunidad que conserva íntegro su antiguo recinto medieval amurallado tan musulmán como castellano y cristiano, que rodea su casco histórico y es a su vez rodeado por el río Lozoya. Destacan su Castillo o Alcázar junto a la Iglesia de Santa María del Castillo, la Torre del Reloj. Es Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural y su recinto amurallado es Monumento Nacional.

Presume de una agenda cultural tan activa que tiene propuestas para las cuatro estaciones del año. 

3. Ansó (Aragón)

Podríamos decir que es uno de los pueblos más bonitos del Pirineo. Localidad oscense del Pirineo occidental Aragonés, en el valle del río Veral y junto al valle de Hecho. Pueblo monumental, ejemplo de la arquitectura popular pirenaica. Sus casas y sus calles nacen de la piedra recogida del río y entre sus construcciones destacan un torreón medieval del siglo XIV y la iglesia parroquial de San Pedro (siglo XVI), de gran tamaño y de un estilo gótico al que se unen partes platerescas, barrocas y renacentistas. Un sitio que tiene intacta la magia del aspecto del pasado. Uno de los pocos lugares en los que todavía sobrevive el oso autóctono de los Pirineos. 

4. Torla (Aragón)

Torla se encuentra en la provincia de Huesca, casi en la frontera con Francia. Se asienta sobre el valle glaciar del río Ara, dentro del Monumento natural de los Glaciares Pirenaicos. Es puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y al Valle de Broto, con algunos de los paisajes de montaña más bonitos de España, rodeado de cinco picos que van desde los 2000 a los 2848 metros, con sus laderas cubiertas de tupidos y verdosos bosques de pinos.

Con una historia de aislamiento y cultura propia, el pueblo es un reducto medieval, con sus iglesias, retablos, castillo, casonas y calles detenidas en el tiempo. Puede contemplarse la arquitectura tradicional altoaragonesa. Destaca el Casón de los Viu (siglo XIV).

5. Cuevas del Agua (Asturias)

En este caso, el pueblo está escondido, y lo llamativo es el modo de acceder a él. La única manera de llegar en coche (o caminando) es a través de una carretera que atraviesa la Cuevona. La entrada es una enorme cavidad natural modelada por un arroyo que acompaña los 300 metros del trayecto.

Este municipio conserva buenos ejemplos de arquitectura tradicional asturiana. Los hórreos, que se conservan en buen estado, son ejemplo de la economía agrícola vinculada al maíz de los lugareños.

Esta verdadera aldea perdida es un encanto y conocerlo dependerá de vuestra imaginación.

6. Taramundi (Asturias)

A tan sólo unos pasos ya de tierras lucenses encontramos Taramundi, un enclave donde el agua, un importante patrimonio natural y su producción artesanal, constituyen la mejor tarjeta de presentación de este lugar del occidente Asturiano. Un entorno natural de cuento con valles, bosques y montañas, salpicado de casitas preciosas con sus tejados de pizarra, te invita a disfrutar de una increíble paz al aire libre.

Los destellos de las aguas del río Cabreira deslumbrando tu impresionada retina, te ofrecen un mundo donde la magia, el silencio y la serenidad flotan en el aire con la gracilidad de una mariposa.

¿Imprescindible? La visita a la Salgueira, una gran caída de agua de unos cincuenta metros, en un paraje increíblemente verde y boscoso, perfecto para hogar de xanas, trasgos o busgosos…

7. Bárcena Mayor (Cantabria)

Dentro del municipio de Los Tojos en Cantabria, se encuentra este poblado a 495 metros sobre el nivel del mar y en el valle del río Argoza.  Se dice que es uno de los poblados más antiguos de Cantabria y de España, y uno en una zona donde los pueblos nacían en torno a antiguos monasterios.

Se trata de un pueblo declarado conjunto histórico artístico por la buena conservación de su antiguo caserío. Su casco histórico de estampa medieval invita a pasear por sus calles empedradas, y contemplar las casonas montañesas de factura popular, con balconadas de madera y amplios zaguanes. Son de obligada visita la Iglesia de Santa María del siglo XVII, las antiguas Casas Rectorales.

El entorno de Bárcena Mayor no puede ser mejor, gracias a que se encuentra dentro de la actual Reserva de Caza del Saja, el único punto habitado dentro del Parque Natural Saja-Besaya.

8. Carmona (Cantabria)


En pleno valle de Cabuérniga no podemos olvidarnos de Carmona, uno de esos pueblos donde la tradición cántabra tiene un protagonismo especial. El pueblo el muy pequeño pero sin duda es uno de los pueblos con más encanto de Cantabria, algo que se siente al pasear por sus calles. Todo está muy cuidado, con flores en los balcones, casas en buen aspecto y se disfruta mucho dando una vuelta por el pueblo. Os lo recomendamos si lo que queréis es entrar en contacto con la Cantabria más tradicional. Un lugar de desconexión, muy recomendable para visitar, donde es fácil ver a sus lugareños con albarcas y donde el paisaje espectacular que lo rodea hace aún más bonito al pueblo si cabe.

9. Burgo de Osma, (El) (Castilla León)

Esta vez la escapada es a la provincia de Soria, exactamente en esa “tierra de nadie”. En el siglo I a. C. fue conquistada por los romanos y hasta el siglo XI no pasó a manos cristianas, arrebatada a los musulmanes. De nuevo el río Duero como protagonista y los campos de Castilla, como nos contara Machado, forman parte de esta villa.

El Burgo de Osma, a los pies de la romana Uxama y de un castillo, vive agazapado en sus murallas, alumbrado por el torreón de la Catedral de la Asunción, y surcado por una avenida de pórticos de madera que atraviesan su núcleo histórico. Es la villa de la sapiencia de las aguas de la otrora Universidad de Santa Catalina y parte de la denominada ruta del destierro del Cid Campeador.

El municipio fue declarado como Conjunto Histórico Artístico, por lo que es un buen lugar donde pasear a través de sus calles y plazas, acercándonos hasta su bella catedral de estilo gótico que se inicia durante el siglo XIII, o el antiguo hospital de San Agustín.

Para rematar la faena, el castillo de Gormaz; se trata de la mayor fortaleza califal levantada en territorio europeo por los árabes, y aunque está en ruinas, vigila en su atalaya nada menos que mil años de historias.

10. Calatañazor (Castilla León)

También en la provincia de Soria, hay un pequeñísimo pueblo que es otra auténtica reliquia medieval. Esta pequeña villa, que parece haber sido olvidada por la evolución histórica, se alza en la cima de una roca que domina la vega del río Abión. Villa de intensa historia fronteriza, en un entorno privilegiado de bellos entornos naturales, que tiene su máximo exponente en su sabinar.

Sus  empinadas  calles  de  trazado  medieval  y  canto  rodado,  con  sus  humildes  casas  fabricadas con entramado de madera de sabina, encestado de ramas con barro, adobe o en el mejor caso de ladrillo, tejados con chimeneas cónicas, y detalles que poco o nada han cambiado, configuran el aspecto medieval, formando un conjunto armónico de gran belleza. 

En Calatañazor también hay tres iglesias, siendo tal vez la más bella la iglesia románica Ntra. Señora del Castillo. Los restos de su castillo,  conservan un lienzo, la cimentación de las paredes del patio de armas y sus murallas. Desde él se puede contemplar la extensa llanura hoy llamada "Valle de la Sangre".

En los alrededores se localizan los restos de Voluce, asentamiento celtibérico cargado de historia y de leyenda.

11. Beget (Cataluña)

Beget es un pueblo muy pequeño y de acceso relativamente complicado, de la provincia de Girona. A Beget llegan pocos turistas, por eso la tranquilidad todavía tiene su hogar en este hermoso rincón del Pirineo. Su gran mérito es haber conservado el aspecto rural que debía tener antaño sin habérselo propuesto.

Beget está en torno a la riera de la que toma el nombre; todas las casas son de piedra, hay varios puentes pintorescos sobre el curso de agua. Durante siglos la vida giró en torno a la Iglesia de Sant Cristòfol de Beget (s.X-XIII), un templo de estilo románico declarado Bien Cultural de Interés Nacional. En el exterior destacan el campanario de 4 pisos de 22 metros y el portal de acceso, coronado por cinco arquivoltas. En el interior las tres piezas más notables son la talla del Cristo Majestad (s.XII), con más de 2 metros de altura; la imagen de la Virgen de la Salud (s.XIV), de alabastro policromado; y la enorme Pila Bautismal del s.XII. Hoy en día su iglesia sigue siendo su principal icono.

12. Siurana de Prades (Cataluña)

Es uno de los pueblos de cuento en la comarca del Priorato (Tarragona), declarado paisaje pintoresco, es un pueblo marcado por las leyendas de princesas y guerreros. Su emplazamiento sobre un enorme peñón de roca, ofrece fantásticas vistas hacia el valle del río. Siurana. 

Posee edificios románicos, vestigios árabes, restos de un castillo en un conjunto histórico monumental. Entre sus paisajes naturales destacan formaciones rocosas como la peña gemela de la Siuranella, el Salto de la Reina Mora o la Trona, y los acantilados de Arbolí.

Todos ellos lugares, dignos de conocerse, te están esperando. ¡Os animamos a descubrirlos!

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